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sábado, 4 de mayo de 2013

Sesión número 8, sobre el reparto justo. 29.04.2013.

Uno para ti, uno para ti, uno para ti ¡y tres para mí!

El pasado lunes en Filosofía a la de tres tuvimos una conversación muy interesante sobre el reparto justo.

¿El reparto justo se basa en la igualdad o en la necesidad?

Si es mi cumpleaños, ¿tengo derecho a comer más tarta que los demás?

Si un oso y un ratón se sientan a compartir una comida, ¿cómo deben repartirla: a partes iguales o atendiendo a su tamaño?

Si dos amigos van a compartir un arroz y uno de ellos no ha comido desde hace dos días, ¿debe repartirse de forma que al muy hambriento le corresponda más?

¿Y qué hacemos con esas personas que se guardan una parte del pastel para más tarde? ¿Dejamos que se lo coman todo o les obligamos a repartir, aunque nosotros ya nos hayamos comido nuestra porción antes?

Fecha: 29 de abril, 2013
Lugar: CEIP Estados Unidos de América - Huarte de San Juan
Clase: 3 años (con Pilar Lara Arribas)

¿Quiénes estuvimos? 
Estuve yo (Ellen)
Pilar (la profesora)
Lola (el loro)
Tito (el perro)
Trudi (la elefante invitada)
y los siguientes niños y niñas: 
Iván
Yumalai
Adrián González
Adrían Mansilla
Iain
Alba Torres
Alba Martín
Eduard
Andy
Aitana
Leonardo
Pablo
Christian
Esther
y Victoria.

OBJETIVO DE LA SESIÓN:
El principal objetivo general de esta octava sesión ha sido seguir reforzando la participación de todos mediante el juego, para conseguir progresivamente que dejen de utilizarme a mí como vehículo para todo lo que quieren decir y empiecen a comunicarse más directamente entre ellos.  

Como en todas las demás sesiones, otros objetivos generales han sido seguir reforzando la estructura de las sesiones y los hábitos de hablar con voz alta y clara, escuchar atentamente a los demás, expresar acuerdo o desacuerdopensar dar razones

El objetivo específico de la sesión ha sido conseguir que hablemos sobre el reparto justo. ¿Es cuestión de igualdad o de reparto en función de las distintas necesidades? ¿Debe repartirse una tarta siempre en porciones idénticas? ¿O debe repartirse en función de las distintas necesidades o circunstancias especiales? Si alguien se guarda un poco de su porción para más tarde, cuando la saque, ¿deberá volver a repartirlo, o tiene derecho a comérselo todo? 

CONTENIDO DE LA SESIÓN: 
Sentados en círculo, con el baúl de filosofía en el centro, nos hemos saludado todos.

Hemos dicho de qué vamos a hablar hoy en filosofía: de repartir. En concreto, de cómo se reparten las cosas bien, de cómo se reparten de forma justa. Hemos preguntado si se nos da bien repartir y todos han asentido con la cabeza. Entonces hemos buscado ejemplos de momentos en los que repartimos. Andy ha dicho que él reparte las hojas de papel cuando le toca ser el encargado. Hemos preguntado si Andy reparte bien las hojas y nos ha parecido que sí. Christian ha dicho que las reparte bien porque reparte una a cada uno. Todos hemos estado de acuerdo en que repartir una para cada una es una forma de repartirlo bien.

Entonces me han preguntado por Tito y Lola. "Mete la mano, mete la mano", me han dicho. Creo que tenían ganas de que Tito me mordiera y Lola me picoteara pero esta vez no ha sido así. Antes de meter la mano, ya hemos oído golpes de dentro del baúl, y luego algún que otro ladrido y un ruidito de loro. Parecía que querían salir. He abierto un poco el baúl y efectivamente, Tito ha salido de un salto. ¡Guau! ¡Guau! ¡Hola! ¡Hoy estoy muy contento!, ha dicho Tito. Le hemos preguntado que por qué. Y nos ha contado que era un día muy especial para él, ¡porque era su cumpleaños! Le hemos preguntado cuántos cumplía y nos ha dicho que cuatro. Y nos ha contado también que lo iba a celebrar con su mejor amiga Lola haciendo un picnic.

Entonces he vuelto a abrir la caja y ha salido revoloteando Lola. "¡Hola! ¡Hola!" También estaba muy contenta porque iban a celebrar el cumpleaños de Tito. "¡Un picnic! ¡Me encantan los picnic!"

Han venido muy bien preparados nuestros amigos y han sacado un mantel muy bonito con unos platos preciosos que habían pintado especialmente para la ocasión. ¡Y lo más importante! ¡Una tarta! ¡Una rica tarta de fresa cubierta de nata, con pequeñas bolitas de caramelo, partida en cuatro trozos! [en realidad era de plastilina, pero jugamos a que era de verdad].

Tito y Lola encontraron un buen lugar para hacer el picnic, a la sombrita, y lo colocaron todo, repartiendo los platos, uno para cada uno, y poniendo la tarta en el centro.

Hemos puesto unas velas en la tarta (cuatro, ¡claro!) y le hemos cantado todos cumpleaños feliz.


Entonces Tito le ha hecho una pregunta a Lola: "¿Cómo repartimos la tarta?" Lola le ha contestado que ella cree que habría que repartirla de forma justa. Y nos ha preguntado que cómo creemos nosotros que sería repartirlo de forma justa?

Leonardo ha dicho que lo primero que hay que hacer es quitar las velas. ¡Cuánta razón! Las hemos quitado.

Hemos empezado a repartir. Un trocito para Tito. Un trocito para Lola. Y entonces nos quedaban dos trozos más. Hemos preguntado cómo podían repartirse los otros dos trozos. ¿Qué hacemos con los otros dos trozos?

¡Para mí!, ha dicho Victoria. ¡Para mí!, ha dicho Adrián Mansilla. No, no, ¡para mí!, ha dicho Iván.

Entonces hemos explicado que los que estaban haciendo el picnic eran Lola y Tito. Nosotros sólo estábamos de espectadores.

Hemos vuelto a preguntar qué podíamos  hacer con los dos trozos que quedan, pero Victoria seguía pensando que debían ser "para nosotros". Entonces la profesora Pilar ha explicado de nuevo que quedaban dos trocitos y ha formulado la pregunta de otra manera ¿cómo lo repartiríamos entre Tito y Lola? ¿A quién se le ocurre? ¿Cómo lo haríamos? ¿Cómo podríamos repartir entre Tito y Lola estos dos trocitos?

"Con nosotros", ha vuelto a insistir Victoria, que no se da por vencida con facilidad. "No", ha dicho Pilar, entre ellos. Sólo entre ellos. ¿Cómo haríamos?

Entonces Esther ha sugerido que pongamos uno trozo para Tito y otro para Lola. "Cada uno, dos", ha dicho.

Hemos preguntado si los demás estábamos de acuerdo. Si le damos dos trozos a Tito y dos trozos a Lola, ¿lo hemos repartido bien?

Yumalai ha saltado: "Pero se llama pajarito, no Lola". Le hemos explicado que se llama Lola y es un pajarito. Los dos.

Pablo ha dicho que sí lo hemos repartido bien. Los dos lo mismo.

Pero ahora ¿sabéis lo que hizo Tito? Se puso a llorar. "No es justo. Es mi cumpleaños. Yo quiero tres y para ti uno, Lola". Y Tito se estiró y cogió con la pata uno de los trozos de Lola. Tres para él y uno para Lola. Ya está.

Entonces Lola se enfadó muchisimo. "¡No es justo! Tiene que ser igual. Dos para mi y dos para ti".

Hemos preguntado al grupo quién tiene razón. Ellos han contestado inicialmente que ellos mismos tienen razón. "¡Yo! ¡Yo!". Pero hemos explicado que nos referíamos a Tito y a Lola. ¿Quién tenía razón de los dos?

Eduard ha dicho que él piensa que Tito tiene razón. Le hemos preguntado por qué. ¿Está bien que se coma Tito tres trozos? Entonces Eduard ha dicho que no.

Hemos vuelto a preguntar por qué. ¿Siempre hay que repartir igual igual igual? Todos han dicho que sí.

¿Pero incluso si es su cumpleaños?  A Iain le parece que sí. Que no importa que sea su cumpleaños, se tiene que repartir igual. Entonces le he pedido que se acerque y que lo reparta bien. Ha cogido un trozo del plato de Tito y lo ha puesto en el de Lola. "¡Ya! Dos para cada uno".

¿Aunque sea su cumpleaños entonces, no se merece nada más? Un regalo, ha sugerido Esther. Les expliqué que Lola ya le había dado un regalo por la mañana. Les interesaba mucho saber qué y les conté que un hueso enorme. Lo querían ver, ¡pero Tito ya se lo había zampado enterito!

¿Ahora está bien repartido? Todos hemos pensado que sí.

Entonces ha sonado otro golpe dentro del baúl. Un par de veces. Muy extrañados, hemos ido a ver quién podía ser. Y cuando he abierto el baúl, nos hemos llevado la sorpresa del siglo. ¡Ha salido un elefante!

¡Hoooolaaa! Ha dicho con voz profunda. Tito y Lola se han sorprendido tanto como nosotros. "¿Y tú quien eres?", Le han preguntado. Me llamo Trudi, nos ha explicado. Ha saludado a todos los niños.

Cuando ha visto el picnic ha exclamado "¡Oooooh!" y ha preguntado qué estaban haciendo allí. Todos hemos ayudado a explicarle a Trudi lo que estaban haciendo Lola y Tito.

Cuando Trudi ha visto un tercer plato ha asumido que era para ella y les ha preguntado si puede hacer el picnic con ellos. Lola y Tito han accedido.

"¿Me dais un poquito de tarta?", ha pedido Trudi.

Antes de contestar Lola y Tito, hemos preguntado si creíamos que Tito y Lola debían darle un trozo de tarta a Trudi. Muchos pensábamos que no, porque había llegado tarde, pero otros decíamos que sí. Tito y Lola estaban entre estos últimos y decidieron darle un poco.

Adrián González quiso ayudarles a repartir de la tarta y se acercó. ¿Cuánta tarta le damos a Trudi? Adrián pensó que un trozo estaba bien. Lo cogió del plato de Lola y se lo dio a Trudi. Luego se ha sentado otra vez.

Entonces hemos contado los trozos. Tito tenía dos trozos, Lola un trozo y Trudi otro trozo. Hemos preguntado si estaba bien repartido.

No, han dicho muchos, aunque Victoria ha dicho que sí.

Andy ha explicado que a él le parece que está mal repartido porque Lola tiene uno, Trudi tiene uno, pero Tito tiene dos. "¿Entonces cómo debe ser?" le hemos preguntado. Y Andy ha propuesto que uno para cada uno y el que queda se lo reparten entre los tres. A muchos nos ha parecido muy bien la propuesta, pero entonces Trudi ha interrumpido. Ha explicado que ella es muy muy muy grande y que por eso necesita comer más. Sin más, ha estirado su gran pata y ha cogido uno de los trozos del plato de Tito. ¡"Ya! ¡Perfecto!", ha dicho Trudi.

¿Qué nos ha parecido? ¿Está bien así?

A Adrián Mansilla le ha parecido que no está bien repartido. "Está mal", ha dicho, "porque Trudi tiene mucho".

Esther en cambio ha dicho que no está de acuerdo porque Tito es pequeño y necesita comer uno, pero Trudi es "así de grande" y necesita comer dos.

Iain ha dicho que no está de acuerdo con Esther, y se lo ha dicho, explicándole que él piensa que no importa el tamaño.

Victoria ha dicho que a ella la tarta le parece que está bien aplastada y bien repartida. Ella piensa que Trudi tiene que tener dos.

De nuevo Iain ha intervenido: No estoy de acuerdo, Victoria. Yo creo que da igual el tamaño.

Entonces a Victoria le ha parecido que quizás Iain tenga razón. Que quizás no importe el tamaño.

Eduard ha dicho que para él está muy bien repartido, porque Trudi es más grande.

Iain ha insistido: ¡Que da igual el tamaño! ¡Siempre tiene que ser igual!

El grupo estaba en general un poco revolucionado y cansado y hemos optado por dar por finalizada esta pregunta y pasar a la lectura de nuestro cuento de hoy.

Pero antes hemos recordado las cosas tan interesantes que hemos dicho sobre repartir. En nuestra diálogo sobre cómo repartir las cosas de forma justa, hemos tenido dos ideas principales:

1. Las cosas deben repartirse a partes iguales, siempre (como piensan, por ejemplo Iain y como finalmente ha pensado Victoria después de cambiar de opinión).
2. Las cosas deben repartirse dependiendo de las necesidades (como piensan, por ejemplo, Esther y Eduard).

El cuento que hemos leído se llama El tigre que vino a tomar el té (en realidad llega más bien a merendar), escrito e ilustrado por Judith Kerr y publicado por Kalandraka. En el cuento, una niña llamada Sofía y su madre reciben una visita muy sorprendente un día a la hora de merendar. Cuando abren la puerta se encuentran con un tigre peludo y rayado que se declara hambriento. Le invitan a merendar y, una vez sentado a la mesa, el tigre se dispone a comer, a comer, a comer y a comer y a beber, a beber, a beber y a beber hasta que no queda absolutamente nada en la casa. Podéis escucharlo de nuevo aquí:

Antes de leerlo hemos mirado la portada del libro. Iván nos ha dicho que había un tigre y Yumalai nos ha explicado que había también una niña. Les he preguntado si sabían cómo se llamaba la niña. Y Victoria ha dicho que ella creía que se llamaba Filosofía. ¡Pues no! He dicho, pero se llama Sofía. ¡Ohhh! Han dicho, casi igual ¡FILO-SOFÍA! Hemos explicado que la historia trataba de un tigre que iba a merendar a casa de Sofía. Hemos preguntado si eso le había pasado a alguien, pero nunca había ido un tigre a ninguna casa de los que estábamos allí.

Hemos leído el cuento y lo hemos disfrutado muchísimo, atentos atentos.

Después de leerlo hemos preguntado si nos parecía que el tigre había repartido bien. Todos hemos coincidido en que no. Christian ha querido participar y ha dicho que él pensaba que el tigre lo hizo mal, porque se lo comió todo, así que no ha repartido bien. Pablo ha dicho que tampoco le parece que haya repartido bien el tigre.

Hemos dicho que quizás es que el tigre era tan tan grande que necesitaba la comida y que entonces quizás no hubiera repartido tan mal. Iain ha intervenido de nuevo para decir que también aquí, da igual el tamaño.

¿Estábamos de acuerdo? Muchos (más que antes) hemos dicho ahora que da igual el tamaño. Será que el tigre nos ha parecido a todos muy muy caradura.

Entonces Lola nos hecho una última pregunta antes de ponernos todos a hacer nuestras propias tartas de plastilina.

Lola nos ha explicado que antes ella se ha guardado su trozo de tarta porque no tenía hambre. Entonces sacó su trozo de tarta y se puso a comérsela. Pero enseguida Tito le pidió un poquito. "Por favor, por favor". Pero Lola le dice que no, que él ya se comió toda su tarta antes y que ella se lo guardó y ahora es justo que ella se lo coma todo. Y Tito ha insistido: "Anda, Lola, sólo un poquito, por favooooor".

Preguntamos qué pensábamos. ¿Debería Lola comérselo todo o darle un poquito a Tito?

Alba Martín ha dicho que ella piensa que Lola le tiene que dar un poquito a Tito. Ella piensa que hay que partir el trozo por la mitad. Todos hemos pensado que hay que darle un poquito a Tito.

Pero entonces Tito entonces habrá comido mucha tarta. "Se va a poner malito", ha dicho Adrián Mansilla.

Andy piensa que hay que partirla. La mayoría piensa lo mismo.

Entonces la hemos partido por la mitad y Tito se ha puesto muy contento y se ha zampado su trozo. Lola no estaba tan contenta.

Hemos hecho un pequeño resumen de nuestra conversación. En nuestra conversación sobre cómo repartir las cosas de forma justa cuando una persona ha guardado algo para después y otra no, hemos hablado de dos posibilidades:
Una es que siempre es justo repartir las cosas a partes iguales, incluso si una persona no se ha guardado una parte y la otra sí.
La otra es que es injusto compartir a partes iguales lo que uno ha guardado porque precisamnete él lo ha guardado y el otro se lo comió antes.

Prácticamente todos hemos estado de acuerdo con la primera opción.

Ya las señales de sueño e inquietud han inundado el ambiente. Quedaba un ratito y hemos decidido hacer nosotros nuestras propias tartas con plastilina.

¡Lo hemos pasado bomba!

Según iban acabando sus tartas (o lo que quisieran hacer), se iban acercando a mi para contarme qué habían hecho.

La primera en venir ha sido Esther, que me ha contado que ha hecho una tarta naranja con bolitas rosas. Se llamaba "Cuatro bolitas". Luego le he preguntado qué piensa ella, que si hay que repartir todo por igual o a veces hay que repartir dependiendo del tamaño. Ella ha dicho que siempre hay que repartir todo por igual.

Pablo me ha contado que ha hecho una tarta de naranja y fresa. Me ha dicho que él piensa que depende del tamaño a  la hora de repartir.

Leonardo me ha contado que ha hecho una tarta naranja. Me ha dicho que él piensa que al más grande se le da un trozo más grande. Su papá se come un trozo más grande que él.

Eduard me ha contado que ha hecho una tortilla de huevos con patatas. Él piensa que al más grande se da un trozo grande. Por ejemplo, su mamá come más que él, según me ha dicho.

Alba Martín me  ha contado que ha hecho una mariposa. "Necesito unos cuernos", me ha contado. Los tenía guardados y los ha sacado. Ella piensa que al más grande se le da un trozo más grande. Aunque dice que su papá se coge un trozo más pequeño. Luego me lo ha explicado en más detalle: de carne, se coge un trozo más grande, pero de tarta le deja un trozo más grande a ella.

Andy ha hecho una tarta de colorines. Lleva chocolate, nata, vainilla y también fresa y de TODO. Andy piensa que cuando se reparte siempre tiene que ser igual. Le he preguntado si su papá come más que él y me ha contado que su padre se come unos bocadillos de salchicha "así de grandes". Le he preguntado si él se come uno tan grande como él y ha dicho que sí, igual.

Adrián Mansilla ha hecho una tarta de mentira, que lleva golosina. Me ha dicho que él piensa que cuando se reparte se tiene que repartir todo igual. Le he preguntado si su papá come más que él, pero me ha dicho que no, que su Papá come mucho, igual que él e igual que su Mamá también.

Iain ha hecho una tarta con una vela. La tarta lleva puntitos de nata. Iain piensa que siempre hay que repartirlo todo igual. Me ha contado que su papá es un comilón y un dormilón.

Victoria ha hecho una tarta de queso. La tarta lleva queso, jamón. Victoria piensa que siempre hay que repartir igual. Victoria dice que ella come más que su papá y que su mamá.

Alba Torres ha hecho una tarta de chocolate. Le ha puesto harina y chocolate. Ella piensa que cuando se reparte, si uno es más grande hay que repartir más.

Iván me ha enseñado también su tarta naranja, muy muy bonita.

Y ¡ya se acabó el tiempo! Nos faltó Yumalai, Adrián González, Christian y Aitana. La siguiente vez, irán los primeros para lo que sea.

Ha sido una sesión un poco revuelta, larga, intensa y muy disfrutable. Me ha gustado mucho la interacción libre y directa entre algunos miembros del grupo y la oportunidad de charlar un poco con cada uno individualmente al final.

Con muchas ganas de que llegue la próxima sesión, en la que hablaremos y diremos cosas interesantes sobre el enfado.

¡Filosofía a la de una! ¡Filosofía a la de dos! ¡Filosofía a la de tres!

2 comentarios:

  1. Gracias por este maravilloso trabajo que realizas con nuestros/as hijos/as. Te felicito sinceramente. Ahora entiendo yo las frases de " no es justo... Si es justo..." de toda la semana.... Jajaja.... Ruth.

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    1. Muchas gracias por tu comentario, Ruth. Yo a los que felicito sinceramente es a las propias niñas y niños, milagrosamente dispuestos a participar, ¡a pesar del horario tan duro y somnoliento en que lo hacemos!

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